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In fraganti


Limpiaba cuidadosamente el arma homicida cuando apareció en la escena del crimen mi colega, quien tan pronto advirtió lo que hacía, me recriminó por ello, recordándome que era, entre otras cosas, ilegal. Ignorando a la mujer que yacía junto a nosotros, discutimos airadamente, hasta que forcejeamos y accidentalmente le causé a él una herida letal con la pulcra cureta que sostenía en mi mano. Luego la paciente despertó.

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Tregua

Veo tus joviales lágrimas deshacer el papel, El último ladrillo del muro de palabras  Que una vez pronunciadas por mí No tendrán ya que volar hasta ti. Veo una pacífica sonrisa aparecer en tu rostro Y desaparecer en el deseo, justo a tiempo Para darte por fin ese atascado beso  Que esperanzado dibujé bajo un triste candil. Dejo ahora en un rincón mi viejo casco, Para regresar, completo, a tus pacientes brazos.

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Repele leyes perennes. Vence gente que expele sed, que crece entre peste de heces. Mete en redes de peces reses que ceden en el test… ¡Él, exgerente del ente E.T., cree que es decente! ¡Je! Excelente mente, estrechez de frente. Teme que el tren de “eje endeble” se estrelle. Tres veces bebe té, tres veces lee el té; se ve demente, cree que de repente pereceré. Efervescente revés de fe. “¡Ese gen es menester entre reyes!” ¡Qué estrés! Este mes, entre trece lentes, emergeré de él, seré el bebé de tez verde que vender en el este.