Sobre el tejado, la luna,
luciendo un argénteo arco,
consuela a la triste joven
que la admira en solitario.
¡Oh sol, no regreses aún!
Implora ella con su llanto
mientras de a poco se acaba
la noche, paz de su hermano.
Pronto cierra la ventana;
pronto vuelve a extrañarlo.
Comentarios
Publicar un comentario