Permanecía absorto, admirando aquel hermoso arte en donde el cielo y las nubes brillaban naranja; perdido totalmente entre las remarcadas sombras expuestas ante él. Pero ese paisaje tan cercano lo sintió de repente muy lejano, y el horizonte no le pareció infinito. Vivir la realidad le resultó imperante. Abandonó entonces con prisa su asiento y allí sólo quedó la pantalla verde.
Repele leyes perennes. Vence gente que expele sed, que crece entre peste de heces. Mete en redes de peces reses que ceden en el test… ¡Él, exgerente del ente E.T., cree que es decente! ¡Je! Excelente mente, estrechez de frente. Teme que el tren de “eje endeble” se estrelle. Tres veces bebe té, tres veces lee el té; se ve demente, cree que de repente pereceré. Efervescente revés de fe. “¡Ese gen es menester entre reyes!” ¡Qué estrés! Este mes, entre trece lentes, emergeré de él, seré el bebé de tez verde que vender en el este.
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